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Ruta 40
Ruta 40 en la Puna
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Mitos y Leyendas en la Ruta 40

Ruta 40: Mitos, creencias populares y leyendas

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Seres míticos y legendarios de la Ruta 40

La Ruta 40 recorre tres regions geográficas de la Argentina, con su carga de tradiciones culturales ancestrales conformadas por una mezcla de supersticiones y creencias de los pueblos originarios mezclados con el aporte de los conquistadores españoles.

Acá mencionamos algunos de estos mitos y leyendas, que aún hoy día subsiten en las creencias populares locales.

Bestias, monstruos y cucos

Algunas definiciones: Mito y Leyenda

La palabra "mito" proviene del griego y significaba "relato", algo "que ha sido contado". Nuestras raíces europeas nos han aportado una gran cantidad de mitos greco-latinos con Hércules, Perseo, Teseo y los dioses del Olimpo.

La Ruta 40 atraviesa una larga franja del país, y a su lado podemos encontrar una rica variedad de tradiciones populares y nativas. Desde la Pachamama del norte hasta El Cuero de los lagos norpatagónicos pasando por seres variados como el gualicho tehuelche - mapuche o la Pericana de San Juan, los míticos gigantes de la Patagonia, o el duende Sombrerudo de Catamarca...

Los pueblos originarios americanos tienen una rica mitología, con una gran cantidad de "mitos de origen", que dan una explicación al origen de las cosas: la gente, los animales, el fuego, la caza, la cerámica o incluso de las posiciones de las montañas o estrellas en el cielo. Son mitos con seres legendarios, personajes humanos y animales algunos de ellos con poderes extraños. A diferencia de los mitos griegos o romanos, no están vinculadas a la religión o la propiciación de deidades. Son, sencillamente "mitos" entendidos como relatos, transmitidos oralmente de padres a hijos a lo largo de milenios.

En América se ha producido una amalgama de mitos nativos y foráneos, y así es posible encontrar en el nuevo mundo mitos de origen europeo: sirenas, culebrones y hombres lobo.

mito.

(Del gr. μυθος).
1. m. Narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes acontecimientos de la humanidad.

leyenda.

(Del lat. legenda, n. pl. del gerundio de legere, leer).
4. f. Relación de sucesos que tienen más de tradicionales o maravillosos que de históricos o verdaderos.

Diccionario de la lengua española. Vigésima segunda edición. Real Academia Española.

Mitos en la Ruta 40

Conozcamos entonces la rica gama de seres míticos y las leyendas que posee la Ruta 40:

Elegir el Mito

Mitos de la Patagonia

La Patagonia fue hasta los años 1870, una zona vasta y desconocida. Sus gentes eran un misterio, su geografía ignota, era un lugar donde todo podía ser posible, desde ciudades misteriosas hasta monstruos lacustres, gigantes y duendes. Hoy, la conocemos mejor, pero su misterio y su encanto son un marco ideal para las criaturas legendarias que la habitan:

Gigantes de la Patagonia

La Patagonia fue descubierta por el explorador portugués Hernando de Magallanes, quien buscando una ruta hacia las islas de las especias, navegó a lo largo de su costa e invernó en 1520 en una caleta desolada que él bautizó San Julián (49°20’ S, 67°43’ W).

Fue allí en San Julián, donde los europeos se encontraron por primera vez con los nativos tehuelches y el cronista de Magallanes, Francesco Antonio Pigafetta los inmortalizó como gigantescos ‘patagones’ y a su territorio como ‘Patagonia’, la ‘tierra de los patagones’.

Pigafetta, un marino italiano al servicio del rey de España detalló sus aventuras en un manuscrito, "Relación del primer viaje alrededor del mundo", en el que describió a los Patagones como seres de "estatura gigantesca", y añadió que el primer gigante que avistaron, era "tan alto que le llegábamos a la cintura”.

Su nombre es un misterio, el cronista explicó de manera lacónica y con una breve frase el origen de su extraño nombre: "Il capitano generale nomino questi popoli Patagoni”: El capitán general [Magallanes] denominó a este pueblo Patagoni. No dio ninguna explicación adicional.

Duendes y enanos

Los tehuelches aonikenk creían en el "Chélep", un enano simiesco. También atribuían las bolas de boleadoras que encontraban diseminadas en los campos de caza, al "Tachwüll" a quien imaginaban como un pequeño duende con aspecto animal (¿un mono?) que vivía en los valles cordilleranos.

En el noroeste de la Patagonia, los mapuches le temían a varios tipos de duendes: el "Sechu" a un duende maligno, el horrendo enano, el Trauco y el infame 'Anchimallén".

El Trauco tenía muñones en lugar de pies, careciendo de dedos y talón; vivía en compañía de su pareja femenina, la Trauca pero su libido incontrolable lo asemejaba al íncubo europeo. Era "Enano y contrahecho", un "monstruo de figura repugnante" que asalta sexualmente a cualquier mujer con la que se tope en la espesura y ataca a los hombres, golpeándolos con su tosca hacha de piedra.

El famoso explorador y perito Francisco Moreno, fue amenazado por el cacique mapuche Saihueque con el infame "Anchimalleguen" un gualicho enano cavernícola que habitaba cerca del lago Nahuel Huapi.

Y es en esa zona, sobre las laderas del Cerro Tronador que según el padre Mascardi, tuvo lugar una sangrienta batalla entre una tribu de feroces y valientes mapuches y un ejército de duendes fuertemente armados. Los corajudos mapuches fueron derrotados por miles de "hombrecitos montañeses, no más grandes que un Anchimallén".

El Anchimallén (o Anchimalleguen) es una entidad espiritual mítica de los mapuches; posee poderes mágicos y usualmente aparece como un fantasma del tamaño de un niño que flota como una esfera de luz. Originalmente considerada como un hada benigna, Anchimalguén, (‘doncella del sol’ en lengua mapuche) se transfiguró durante el sangriento período de la conquista hispana, en el Anchimallén, un duende grotesco y maligno que se alimentaba de personas.

En los lagos neuquinos, vivía el "Sompalhué", un ser pequeño "no mucho más grande que un enano, de piel morena y pelo crespo” que bramaba como un toro.

La Ciudad de los Césares

Leyenda que se originó luego del viaje de Sebastián Gaboto, cuando un grupo de hombres de su expedición se adentraron en 1528 por el río Carcarañá y volvieron con leyendas de oro, riquezas y una ciudad misteriosa. Su nombre deriva del líder de aquella expedición, Francisco César (1528).

La Ciudad de los Césares era una ciudad de planta cuadrada, con edificios de piedra labrada techados con tejas. Sus iglesias estaban hechas de oro macizo, al igual que el pavimento de sus calles. Los utensilios, las paredes, las sillas y hasta las rejas de sus arados eran de oro y plata. La enmarcaban dos montañas, una de diamantes, la otra de oro. Y sus habitantes eran altos y rubios, de largas barbas que hablaban un idioma desconocido. Estos hombres no se enfermaban y quizás inmortales. Los indios les servían y mataban a quienes se aventuraban cerca de la ciudad legendaria.

Según algunas versiones era la ciudad construida por el último rey Inca, que huyó con su tesoro de los conquistadores españoles, su gente era conocida como "Viracochas". Según otras versiones, eran los náufragos que sobrevivieron cuando sus buques se hundieron en el estrecho de Magallanes durante diversas expediciones por el Estrecho de Magallanes Arguello-Obispo de Plasencia (1540), Sarmiento de Gamboa (1584), Lopez de Ayala (1623), etc.

Fue buscada por el gobernador de Buenos Aires, Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias) en 1604 y por el de Córdoba, Gerónimo Luís de Cabera (1620), quienes llegaron hasta el río Negro en su búsqueda. Con el paso de los años y conforme avanzaba el conocimiento del espacio, la localización de la ciudad mítica se iba redefiniendo y desplazando cada vez más hacia el sur y adentrándose en los Andes patagónicos.

Allí la buscarán en vano el padre Mascardi (1670) y otros exploradores desde Chile. No fué hasta fines del siglo XVIII que se dejó de creer en su existencia.

Nahuelito

Ser mítico que habita las profundas (más de 400 m) aguas del lago Nahuel Huapi. Se lo describe como reptiliano, de cabeza de serpiente, con escamas oscuras y un largo de hasta veinte metros.

Su primera aparición en los medios data de 1922, cuando el Director del Zoo de Buenos Aires, Clemente Onelli, organizó una expedición para cazar a un "plesiosaurio" (reptil coetáneo de los dinosaurios) que supuestamente vivía en el pequeño lago que hoy lleva su nombre, cercano a la localidad de El Hoyo en Chubut. Un individuo, de apellido Garrett, informó a la prensa internacional que cubría la expedición, que cuando trabajó como capitán en un buque sobre el lago Nahuel Huapi, en 1906, vió un ser gigantesco emerger de las aguas.

Se lo vuelve a mencionar a partir de los años 1970 y es común leer avistajes en los diarios todos los años. Existen seres míticos de los Mapuches, que viven en las aguas de ríos, arroyos y lagos:

un plesiosaurio
Un plesiosarurio . Austin Whittall
  • El cuero, un monstruo que se tiende sobre las playas y atrapa a los incautos enrollándose alrededor de los que caminan sobre él y arrastrándolos al agua para devorarlos. Debe su nombre a su aspecto, semejante a un gran cuero vacuno, cuyo borde está erizado de afiladas uñas.
  • Ngurruvilu, (también Nirribilo) que en lengua Mapuche significa:"zorro-serpiente". Es un mamífero acuático provisto de una larga cola terminada en afilado gancho, con el que atrapa y mata a los ocupantes de los botes y canoas que navegan por las zonas donde vive. Es largo y delgado.
  • Criaturas varias. El perro de agua, o trehuaco; El anfibio carnívoro, el huallipen ("oveja-ternero"). Los enanos oscuros, señores de las aguas: Sompalhue. Las víboras acuáticas: cai cai filu y el Culebrón. Y hay muchos más.

Gualicho

Palabra difundida en todo el país e incluso en Chile y Uruguay. Es un mito de origen Tehuelche, quienes lo llamaban Elëngassën. Era un temible troglodita con caparazón que raptaba mujeres. Los Mapuches lo adoptaron y diseminaron, fusionando en él sus antiguos mitos referidos a un ser que comía gente (ilocheo), el ‘púlli fucha’.

Así nació el Gualicho (o Walichúf) de los mapuches, seres perversos y malignos que vivían en ciertos lugares y que provocaban desgracias a los humanos, quienes buscaban espantarlos de sus inmediaciones o, apaciguarlo con obsequios y sacrificios.

Ver también el mito del Oso Patagónico en el Lago Pueyrredón.

Mitos cuyanos

Entre los mitos de la región del Cuyo podemos citar los siguientes:

La Pericana

Una fea y gigantesca vieja, de aspecto terrorífico, dotada de largos diente. Suele merodear a la hora de la siesta con el fin de castigar con su duro rebenque a los chicos que, sin permiso de sus padres, han salido de sus casas. Tiene un enorme cuchillo que no usa más que para asustar a los niños. Es oriunda de San Luis y San Juan.

La laguna de Malargüe

En Mendoza: Según cuenta la leyenda, una bella princesa nativa llamada Elcha se había enamorado de un valiente guerrero, pero, éste no pertenecía a la nobleza. Como la tribu a la que pertenecía Elcha estaba enfrentada a otra de la zona, la bruja de la tribu, celosa de Elcha sugirió al cacique que la mejor manera de sellar la paz entre ambas tribus era casando a Elcha con un príncipe de la tribu vecina.

Enterada Elcha de los designios de su padre, huyo con su amado. Su partida fué detectada y un grupo de guerreros junto con la bruja los persiguió hasta un precipicio que caía sobre la laguna. Con los perseguidores pisando sus talones, se arrojaron ambos, joven y princesa a las aguas. Pronto llegó la bruja y al asomarse para ver el destino de los amantes, fue fulminada por un rayo, que la petrificó. Los guerreros, amedrentados también se asomaron para mirar y, vieron reflejada en las calmas aguas, como un espejo, el rostro de Elcha. Hasta hoy se puede ver la bruja petrificada y, según dicen, la imagen de la princesa.

El Futre

Hay varias versiones, en una de ellas es un noble inglés muy bien vestido (que es de donde proviene su nombre ya que en la región cuyana, futre es una persona que viste de manera elegante). Jugador empedernido, perdió su fortuna en el casino del hotel ubicado cerca de Puente del Inca y, salió a caminar, perdiéndose en la cordillera nevada. Se lo suele ver, de noche, con su frac, aún caminando, un fantasma agobiado por su infortunio.

Otra versión lo pinta como un empleado del ferrocarril, asesinado y decapitado por el amante de su mujer. Y es a él quien se ve de noche llevando en una mano su cabeza y en la otra un hacha.

El lobizón

Mito que es común a otras zonas del país. Es un ser humano que se convierte en lobo las noches de los viernes de luna llena. El desgraciado es el séptimo hijo varón, que sale esas noches para atacar a los caminantes solitarios. Al hombre lobo se lo mata con una bala de plata o una bala bendecida. En la Argentina, el Presidente de la Nación apadrina a los séptimos hijos como forma de aplacar la creencia en este mito.

Mitos del Norte

La región del norte, de ancestrales tradiciones andinas es el hogar de innumerables mitos...

La Pesadora

Un mito de la zona de Belén, Catamarca. Criatura de la noche que se parece a una anciana barbuda, con largos dientes. Vive en una cueva y es de tamaño pequeño. Visita las casas de la comarca y pesa los ovillos hilados por los niños (es un mito que deriva de la industria doméstica y artesanal del tejido de lana de camélido u oveja), para verificar que éstos cumplieron con sus tareas. De no haberlo hecho, ella los saca de sus camas y los lleva a su caverna para comérselos.

El Sombrerudo

Duende oriundo de la provincia de Catamarca que usa un gran sombrero (de allí su nombre). Es feo, negro y travieso. Asusta a los que trabajan en las viñas y los golpea con su puño. También apedrea a los pretendientes de las muchachas de las que se ha enamorado.

El Supay o Zupay

De antiquísimo origen incaico es un espíritu del mal, un verdadero demonio. Aparece tanto como hombre a caballo, ricamente vestido o como animal monstruoso (mitad hombre mitad cabra, un sátiro americano). Temible, busca robar el alma de los hombres.

El Ukako o Ucalo

Conocido en la Puna y en la Quebrada de Humahuaca desde la antigüedad, es propiciado por los mineros que buscan metales preciosos en las montañas de la Puna. Se lo representa como un ser de ojos brillantes, filosos dientes, cuernos largos y pelo enmarañado. Porta en una mano un tridente. Se lo venera durante el Carnaval con sacrificios de sangre y ofrendas de bebida y coca.

Madre del Cerro

Vive en los Valles Calchaquíes y es la madre del Viento y de Llastay. Cuida los tesoros de las montañas y su aspecto es el de una india anciana, en otras zonas, ha sido absorbida por el culto a la Pachamama.

Llastay

También llamado Yastay, dios diaguita calchaquí de las aves Es una deidad benéfica. Hombre robusto y fuerte, de larga barba blanca, persigue a los cazadores que depredan la fauna. Protege las llamas, las vicuñas, los cóndores y las aves.

Huayra Tata

Dios del viento y esposo de la Pachamama vive en las cumbres más altas.

La Pachamama

Es la Madre Tierra y se la conoce simplemente como "Pacha". Una deidad femenina generadora de vida, dadora de fecundidad. Es la deidad suprema en el altiplano que en los últimos siglos ha ido absorbiendo a las otras deidades locales (caso "Madre del Cerro"). Cuida los rebaños, asegura las cosechas, protege de enfermedades y madura los frutos. Ayuda a los artesanos en sus labores manuales. Es una india celosa y vengativa pero, como todo dios, es propiciada para que cuide a los nativos. Las Apachetas (piedras amontonadas en pequeños túmulos) son la forma de venerarla. Al costado de los caminos son construidos por los transeúntes, que le dejan allí sus ofrendas. También se la venera el 1° de Agosto, durante la Corpachada, volcando chicha en un pozo cavado en el suelo.

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